miércoles, 20 de noviembre de 2013

RECUERDA BIEN ESTA PALABRA: “FRACKING”.

Foto: Greenpeace 
 
“Fracking” es una palabra poco conocida hasta ahora para los mexicanos. Pero para ciudadanos de 17 países resulta más común.

El término está asociado al gas shale que se encuentra atrapado en los sedimentos de esquisto. Su extracción se hace a través de la técnica de fractura hidráulica o “fracking”, que empezó en Estados Unidos en la década pasada y que años después ha ocasionado que miles de familias se encuentren atrapadas en medio de agua potable y aire contaminados. Las pérdidas para los ciudadanos, sólo en ese país, se calcula en miles de millones. Pero las poderosas petroleras no han pagado ni un centavo.

La explotación del gas shale es uno de los puntos centrales de la Reforma Energética propuesta por el gobierno de Enrique Peña Nieto. Lo ha mencionado el empresario Pedro Aspe Armella –considerado autor del borrador de iniciativa– en discursos públicos; también el titular de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya Austin. Aún antes de ser aprobada, un movimiento en contra “fracking” ha iniciado en México pero todavía es mínimo.

La técnica parte de la perforación de un pozo vertical que, una vez alcanzada la profundidad deseada, da paso a una perforación horizontal que puede extenderse entre 1 y 1.5 kilómetros. Esta perforación se repite en diferentes direcciones, partiendo del mismo pozo de perforación vertical inicial. Una vez hechas las perforaciones, y debido a la baja permeabilidad de la roca de esquisto, es necesario fracturar con la inyección de una mezcla de agua, arena y sustancias químicas a elevada presión que liberan el gas. Pero el flujo disminuye muy pronto y para mantener la producción, es necesario realizar continuamente el procedimiento de fractura hidráulica en un mismo pozo. Un mismo pozo puede ser fracturado hasta 18 veces.

Imagine –porque esto sucedió en Estados Unidos– que bajo su casa y el patio de su casa se realiza una operación nunca antes realizada. Millones de litros de agua y químicos son inyectados para liberar el gas… que no puede ser atrapado con facilidad. Entonces, como sucedió allá, el combustible y el agua sucia inyectada empiezan a salir por todas partes: por la tierra, hacia los mantos acuíferos… y hasta en la tubería.

El gobierno de Peña Nieto está seguro de que va a traer a México a las grandes petroleras para aplicar esta operación. Es parte de su proyecto. “Si quisiéramos replicar lo que ha hecho Estados Unidos –la extracción de gas– se requieren perforar más de 10 mil pozos a mediano plazo. Una sola empresa tendría un reto logístico imposible de llevarlo a cabo sola”, dijo Lozoya hace unos días.

Es decir: Pemex no será quien haga este trabajo. Serán las poderosas petroleras internacionales, que tienen doblada a la sociedad estadounidense y, de acuerdo con medios como The New York Times, existe la sospecha de que altos funcionarios han sido comprados allá. Sólo así se explica que puedan seguir operando sin freno en todo el territorio.

Datos de la Alianza Mexicana Contra el Fraking, organización integrada por distintas organizaciones civiles para oponerse a esta práctica, señalan que se requieren de 9 a 29 millones de litros de agua para la fractura de un solo pozo. La explotación de los 20 mil pozos anuales que se está planteando en México desde diversos sectores, supondría un volumen de agua equivalente al necesario para cubrir el consumo doméstico de entre 4.9 y 15.9 millones de personas en un año.

Fuente y nota completa: Sin Embargo Mx.

No hay comentarios:

Publicar un comentario