Buen discurso para los que seguimos siendo esclavos del salario, que preocupados por sobrevivir el día a día de esta mísera realidad, nos indignamos por las marchas de movimientos sociales, de padres desesperados en la búsqueda de 43 y más, de gente con el afán de ser aceptada por pensar diferente o ser diferente al esterotipo del sistema o del magisterio que nos hace llegar tarde a nuestra carcel cotidiana llamada oficina.