lunes, 24 de agosto de 2015

¿Se detendrá el desplome del peso?


En esta nueva crisis devaluatoria priísta no hay perro que defienda al peso. Contrariamente a lo que ocurrió en los años 80, cuando el presidente López Portillo hizo el compromiso de defender el peso como un perro, aunque el tal can resultó tan inofensivo como un french poodle, el gobierno de Peña Nieto no tiene la intención de emular a don Pepe.
México no está defendiendo un nivel particular de su moneda ante el dólar con las recientes medidas para vender dólares en el mercado, pese a una fuerte depreciación de la moneda, dijo el sábado el secretario de Hacienda, Luis Videgaray. 
Eso sería una reminiscencia de otra época, cuando el tipo de cambio era fijo. Se interviene hoy en el mercado cambiario para asegurar la liquidez del mercado, que funcione bien, que funcione ordenado. Bien, lo que se llama bien, sin embargo, no está funcionando. 
El Banco de México subastó el viernes 400 millones de dólares, pero no bastaron y se disparó el precio a 17.30 pesos por dólar en ventanilla bancaria.

¿Se detendrá el desplome del peso?

Difícilmente. Uno de los orígenes del problema es el endeudamiento del gobierno mexicano. Vendió bonos, y sigue haciéndolo, sin prudencia. Lamentablemente el dinero que levantó no se convirtió en inversiones productivas. ¿A dónde se fue tanto dinero? No se sabe, es otro misterio como el ingreso derivado del petróleo. De acuerdo con un texto del periodista Landon Thomas Jr., aparecido en The New York Times, “los grandes fondos de inversión que ayudaron en el rápido crecimiento de los países en desarrollo (nota mía: en México no sucedió, aquí se esfumaron) huyen ahora de los bonos emergentes, lo que contribuye a la reciente fuerte caída de los mercados globales.