Aunque las
autoridades buscan teorías cuasi esotéricas que justifiquen la devaluación de
la moneda –ha perdido una cuarta parte de su valor en lo que va de este sexenio
priísta–, los hombres de empresa tienen otra visión.
Manuel Herrera, presidente
de Concamin, dice que no creemos que existan condiciones a corto plazo para que
podamos pensar en que el peso regrese a una estabilidad.
Agrega: “impacta de
diferentes maneras en la industria: hay exportadores que producen todo en
México, a quienes el tipo de cambio les beneficia para tener costos más
competitivos hacia el exterior. Sin embargo –agrega–, la industria que importa
una gran parte de los insumos está teniendo un impacto negativo que podría
influir en este camino de desaceleración”.
Los reportes son reveladores: sigue
cayendo la producción minera, hay un bajo crecimiento de la industria
generadora de electricidad y suministradora de gas y agua; la construcción
perdió dinamismo, y la producción manufacturera tuvo una notable
desaceleración.
Herrera sugiere algunas medidas que podrían suavizar la
situación, por ejemplo, adelantar las compras gubernamentales del tercer
trimestre del año, ya que sólo se ha ejercido una parte de lo presupuestado.
Aunque no lo mencionó el presidente de Concamin, no resulta superfluo recordar
que en estos días ya deberían estarse percibiendo los prometidos efectos
bienhechores de las reformas de Peña Nieto: la laboral, la fiscal y hacendaria,
la energética.
Sin embargo, todo apunta a que terminará el sexenio y no veremos
nada de lo ofrecido.
Nota personal: Lo que han dejado hasta el momento es el gran cinismo de la clase política y del poder, que la corrupción no interese en las altas cúpulas políticas y peor, que las leyes no les sean aplicadas, que sea el pueblo, el que soporte y mantenga, tanto a la clase política, como a los grande empresarios. Mas que salvar a México, lo está hundiendo.