Si partimos
de que México es el cuarto consumidor de gasolina en el mundo, y que tiene
importantes reservas de petróleo, aunque Peña Nieto ya dio por muerta a la
gallina de los huevos de oro, es difícil comprender que la producción de Pemex
vaya en picada y, en cambio, aumenten las importaciones… a menos que el
fenómeno se analice desde el punto de vista del jugoso negocio que están haciendo
empresarios y políticos.
Por ahí
algunos están haciendo millones gracias al acuerdo del PRI, el PAN y el PRD.
Como se aprecia en la gráfica, el comercio de energía con Estados Unidos ha
cambiado significativamente en los años recientes.
En 2016 la
producción de gasolinas cayó en 325 mil barriles diarios, frente a un
crecimiento de las importaciones, ya que fueron adquiridos a refinerías
estadunidenses 504 mil barriles diarios, según datos del sistema de información
de la Secretaría de Energía.
¡Imaginen
la magnitud de las ganancias!
Y si no
fuera suficiente, ahora el gobierno está entregando el mercado interno a
empresarios que venden combustibles con sus propias marcas, lo que llevará a la
muerte a la marca Pemex, sin que reciba ninguna compensación.