A las 2:08 de la madrugada de hoy (25/05/2014), el Subcomandante Marcos anunció que a partir de ese momento deja de existir. Ante los asistentes al homenaje a Galeano, el zapatista asesinado en la comunidad zapatista de La Realidad, el jefe militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), indicó: “si me permiten definir a Marcos, el personaje, entonces les diría sin titubear, que fue una botarga”.
Luego de más de 20 años al frente de la organización político-militar que se levantó en armas el primero de enero de 1994, Marcos anunció su relevo. Indicó que después de los cursos de la Escuelita Zapatista del año pasado y principios de este, “nos dimos cuenta que ya había una generación que podía mirarnos de frente, que podía escucharnos y hablarnos sin esperar guía o liderazgo, ni pretender sumisión o seguimiento”. Entonces, dijo, “Marcos, el personaje, ya no era necesario. La nueva etapa en la lucha zapatista estaba lista”.
En la comunidad emblemática de La Realidad, la misma en la que el pasado 2 de mayo un grupo de paramilitares de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos Histórica (CIOAC-H), asesinó al base de apoyo zapatista Galeano, el subcomandante Marcos apareció de madrugada, acompañado de seis comandantes y comandantas del Comité Clandestino Revolucionario Indígena y del Subcomandante Insurgente Moisés, a quién en diciembre pasado anunció como su relevo al mando.
“Es nuestra convicción y nuestra práctica que para revelarse y luchar no son necesarios ni líderes ni caudillos, ni mesías ni salvadores; para luchar sólo se necesita un poco de vergüenza, un tanto de dignidad y mucha organización, lo demás o sirve al colectivo o no sirve”, dijo Marcos.
Con un parche negro con el dibujo de una calavera de pirata cubriendo su ojo derecho, el hasta ahora vocero zapatista rememoró la madrugada del primero de enero 1994, cuando “un ejército de gigantes, es decir, de indígenas rebeldes, bajó a las ciudades para con su paso sacudir el mundo. Apenas unos días después, con la sangre de nuestros caídos aún fresca en las calles, nos dimos cuenta que los de afuera no nos veían. Acostumbrados a mirar desde arriba a los indígenas, no alzaban la mirada para mirarnos; acostumbrados a vernos humillados, su corazón no comprendía nuestra digna rebeldía. Su mirada se había detenido en el único mestizo que vieron con pasamontañas, es decir, que no miraron. Nuestros jefes y jefas dijeron entonces: ‘sólo ven lo pequeño que son, hagamos a alguien tan pequeño como ellos, que a él lo vean y que por él nos vean’”.
Ese fue el nacimiento de Marcos, fruto de “una compleja maniobra de distracción, un truco de magia terrible y maravilloso, una maliciosa jugada del corazón indígena que somos; la sabiduría indígena desafiaba a la modernidad en uno de sus bastiones: los medios de comunicación”.
La nota de la conferencia, firmada por “medios libres, alternativos, autónomos o como se digan”, dada a conocer en diversos portales de comunicación alternativa como Radio Pozol, Promedios y Reporting on Resistances, recrea un ambiente de aplausos y vivas al EZLN luego del anuncio de la Comandancia.
La figura del subcomandante Marcos le dio la vuelta al mundo desde las primeras horas del primero de enero de 1994. La imagen de un hombre armado con carrilleras rojas y un R-15, y ataviado con un uniforme café y negro cubierto por un chuj de lana de Los Altos de Chiapas, cubierto el rostro con un pasamontañas y fumando pipa, fue la primera plana de los periódicos más influyentes del planeta. En los días y semanas posteriores trascendieron sus comunicados cargados de ironía y humor, desafiantes e irreverentes. Unas hojas blancas escritas a máquina de escribir que eran literalmente arrebatadas por la prensa nacional e internacional. Veinte años y más de cuatro meses después, Marcos anuncia el fin de esta etapa.