lunes, 21 de abril de 2014

Hawai es origen de 90% del maíz genéticamente modificado.

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Casi toda la composición genética del maíz que se cultiva en Estados Unidos puede rastrearse hasta Hawai, donde también se está gestando un debate sobre la manipulación genética de los cultivos.

Este archipiélago diminuto a 4 mil kilómetros (2 mil 500 millas) del continente más cercano es tan importante para las empresas dedicadas al cultivo de maíz en Estados Unidos que las principales compañías tienen ahí granjas, donde cultivan nuevas variedades, modificadas genéticamente para creaar plantas resistentes a los insectos y la sequía.

Sin embargo, estas mismas granjas se han convertido en la chispa de un nuevo debate sobre la ingeniería genética en la agricultura.

En meses recientes los condados de Kauai y Hawai han adoptado medidas para regular los organismos modificados genéticamente y los pesticidas que utilizan las granjas. En el condado de Maui un grupo está reuniendo firmas para prohibir temporalmente los cultivos.

La gente está muy preocupada y, como miembro del ayuntamiento, mi trabajo es determinar si esas preocupaciones son válidas y tomar medidas para protegerla, dijo Gary Hooser, concejal en Kauai.

Hooser y el resto del ayuntamiento aprobaron una ley el año pasado, a pesar del veto del alcalde, que obligaba a las grandes granjas a crear zonas de amortiguamiento alrededor de sus cultivos y divulgar qué pesticidas utilizan. La ley deberá entrar en vigencia en agosto.

Las empresas especializadas en la producción de semillas y con operaciones en Kauai –Syngenta, Pioneer, BASF y Agrigentics– han demandado al condado para frenar la ley, alegando que ya están reguladas por las leyes estatales y federales, y que no hay necesidad de establecer normas locales adicionales.

No sembramos nada más que lo que está permitido y aprobado por las agencias reguladoras correspondientes, ya sea la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA) y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), dijo Mark Phillipson, director de Syngenta para asuntos corporativos en Hawai.

En 2012, el año más reciente del que hay datos disponibles, los cultivos de semillas en Hawai valían 217 millones de dólares, arriba de los 140 millones de 2007. Alrededor de 95 por ciento de ellos son de maíz. En total, superan el valor de los siguientes cultivos más grandes del estado, entre ellos las nueces de macadamia y la caña de azúcar.

En Hawai es posible obtener de tres a cuatro ciclos de crecimiento al año, lo que reduce drásticamente el tiempo que se necesita para llevar un producto nuevo al mercado. Desarrollar una nueva variedad de semilla toma alrededor de 10 a 12 ciclos de crecimiento, dijo Phillipson. En el continente, eso podría tomar de 10 a 12 años.

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Engaño a las autodefensas, estrategia en Yurécuaro.

‘‘Gozamos dos meses de libertad y nos la vino a quitar el gobierno federal’’


La reunión es a puerta cerrada porque el miedo ha vuelto a Yurécuaro. De las autodefensas que hubo sólo quedan unas barricadas vacías y una casa con las huellas de las ráfagas que dispararon Los caballeros templarios: ‘‘Gozamos dos meses de libertad y nos la vino a quitar el gobierno federal’’, concluyen, tras una catarata de testimonios de abusos –lo mismo de los delincuentes que de las autoridades–, los integrantes del consejo ciudadano que respaldó a la efímera autodefensa de este municipio limítrofe con Jalisco.

El apretado resumen va así: el 28 de enero surgió un grupo de autodefensa en este municipio lejano de la Tierra Caliente (Guadalajara está a una hora y cuarto); en dos semanas, los templarios, que tuvieron ‘‘bajo el terror’’ la zona durante cinco años, se fueron; el 22 de marzo fue asesinado el alcalde de Tanhuato –municipio pegadito a Yurécuaro–, Gustavo Garibay, panista, víctima de un atentado en 2012, y víctima también del abandono oficial que le quitó la escolta.

El lunes 31 de marzo, el comisionado federal para Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, resolvió el crimen en una conferencia de prensa: anunció que los autores materiales fueron tres integrantes de las autodefensas de Yurécuaro, y Enrique Hernández Salcedo, fundador del grupo, el autor intelectual. El móvil: que el alcalde Garibay se habría negado a apoyar a los comunitarios.

Hernández Salcedo había sido detenido el viernes anterior por agentes de la procuraduría estatal, luego de que le hicieron creer que participaba en las pesquisas para atrapar a los asesinos de Garibay.

Durante largos días su familia no pudo ni verlo. Cuando lo hizo lo encontró destrozado. Enrique había sido torturado. Los agentes ministeriales, cuentan sus familiares, querían obligarlo a ‘‘entregar’’ a tres de sus hombres y a firmar un documento donde los inculpaba. Como se negó, le cubrieron la cabeza con una bolsa de plástico, le echaron agua y lo golpearon en los oídos con las palmas abiertas.

El 9 de abril, en una entrevista radiofónica, Lorenzo Corro, funcionario de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos en Michoacán (CEDH), confirmó que personal médico de ese organismo ‘‘constató que las lesiones son coincidentes con los rasgos de tortura que refiere’’ (la comisión documentó lesiones alrededor del cuello, las vías respiratorias y el oído interno de Hernández). La tortura ocurrió, agregó el funcionario, al ser trasladado al penal.

El 14 de abril, la Procuraduría General de la República (PGR) informó que a los autodefensas de Yurécuaro se les fincaron cargos de delincuencia organizada en la modalidad de terrorismo.

‘‘A Enrique le pusieron un cuatro. Traía tres muchachos que eran malandros. Los corrió. Le regalaron unas armas y luego esas son las que resultaron positivas en el asesinato de Garibay’’, dice el doctor José Manuel Mireles.