Al cierre
del segundo trimestre de 2013 –las cuentas ya revisadas– el gobierno de Peña
Nieto revelaba que su antecesor panista le había dejado una deuda gigantesca: 6
billones de pesos en números cerrados. En vez de bajarla, se dedicó a pedir más
dinero prestado.
El informe que entregó Peña Nieto por conducto de Osorio Chong
ayer, revela que la deuda –interna y externa, de todo el sector público– rebasó
8 billones de pesos. Le cargó dos billones a la cuenta. El efecto sobre las
finanzas del Estado resulta devastador, deberá pagar más de 400 mil millones de
pesos en intereses a los acreedores. ¿Cuál es el destino de los préstamos? Ese
es un misterio.
Obviamente, como no hay una obra pública importante a la vista,
cabe la sospecha de la corrupción.
El expreso México a Querétaro iba a
construirse mediante un financiamiento del gobierno chino, y ya se había colado
la empresa de Juan Armando Hinojosa Cantú, el propietario de Grupo Higa que
vende casas y guarda los cheques por años. Seguramente no tiene tiempo de ir a
depositar al banco.
Conviene
conservar este fragmento del reporte más reciente de Hacienda para comparar
cifras cuando termine el sexenio. Expone con detalle las cifras de la deuda en
pesos y en dólares.
“El saldo de la deuda interna neta del sector público
federal (gobierno federal, empresas productivas del Estado y la banca de
desarrollo) se ubicó en 5 billones 66.3 mil millones de pesos al cierre de
julio de 2015, lo que significa un aumento de 262.1 mil millones de pesos
respecto del saldo registrado al cierre de 2014. Por su parte, el saldo de la
deuda externa neta del sector público federal fue de 158.3 mil millones de
dólares, monto superior en 12.7 mil millones de dólares al registrado al cierre
de 2014. El saldo histórico de los requerimientos financieros del sector
público –la deuda global– ascendió a 8 billones 111.4 mil millones de pesos y
fue superior en 665.3 mil millones de pesos al de diciembre de 2014”.
Fuente y nota completa: La Jornada - Enrique Galván Ochoa.