Dice el EPN que la corrupción es un fenómeno cultural y social y que a través de la educación en una, dos o tres generaciones se podrá abatir. Pero ¿y mientras tanto?
En estos días la prensa española se ocupa de este intrincado asunto. El empresario Jordi Pujol Ferrusola, está siendo investigado por el juez Pablo Ruz por haber cobrado comisiones, por medio de una empresa fantasma, defraudando al fisco, en al menos cinco ayuntamientos mexicanos (Acapulco, Puerto Vallarta, Querétaro, Ecatepec y el Distrito Federal), supuestamente por asesorar proyectos de manejo de basura.
Además se le acusa de haber obtenido un beneficio de 13 millones de dólares de comisión en la venta del megaproyecto turístico Azul de Cortés, en Baja California Sur, pero declaró haber ganado sólo un peso. Pujol Ferrusola es consuegro del presidente ejecutivo de Grupo Minera México, Xavier García de Quevedo (están casados sus hijos Mercé Pujol con Ignacio García de Quevedo) y es a través de esta relación que se presume que ha obtenido acceso al entorno empresarial y político en nuestro país.