No se puede
entender el drama de los jornaleros de San Quintín sin tomar en cuenta un dato:
al otro lado de la frontera el salario mínimo es de 9 dólares la hora, es
decir, 124 pesos. Y en una jornada de ocho horas, la paga es de 992 pesos. San
Quintín está al sur de la frontera, en Baja California, la carretera que lleva
a la comarca cruza de norte a sur, por Tijuana, Rosarito y Ensenada. Muchas
familias están desparramadas por ambos lados de la línea. Saben bien cuánto es
la paga allá y acá.
También saben que en una hora de trabajo en California
ganarían lo que todo un día en San Quintín.
Ataque
brutal
La
represión sufrida por sus compañeros la noche del viernes pasado fue el
cumplimiento de una amenaza del subsecretario de Gobernación, Luis Enrique
Miranda Nava, dice Fidel Sánchez Gabriel, vocero de los jornaleros de San
Quintín. El funcionario dejó plantados a 4 mil trabajadores que lo esperaban
para que diera respuestas a sus exigencias de un salario justo, prestaciones de
ley y respeto a sus derechos humanos.
¿Por qué? Quizá lo detuvo en la capital
la celebración del 10 de mayo.
“El señor subsecretario de Gobernación lanzó una
amenaza directa cuando me dice: ‘mira, Fidel, yo voy a llegar el miércoles y no
hay vuelta de hoja y si tú no lo aceptas llegará el día y la hora que nos vamos
a ver cara a cara y entonces vas a saber quién soy yo’”, aseguró Sánchez.
Entre
la noche del viernes y la madrugada del sábado, agentes de la Policía Estatal
Preventiva atacaron a la comunidad triqui de la colonia Nueva San Juan Copala,
en el valle de San Quintín, con el pretexto de que algunos querían incendiar un
rancho. Los trabajadores aseguran que lo que hacían era insistir a sus
compañeros en mantener el paro de labores por lo menos hasta que se reunieran
con Luis Enrique Miranda, el próximo miércoles.