
Debería
hacerse una auditoría jurídica al largo proceso que acaba de perder Pemex en
Estados Unidos, por el cual quedó obligado a pagar 300 millones de dólares, más
106 millones de costas del juicio. 
La disputa
surgió por un malogrado acuerdo con Commisa, una subsidiaria mexicana de KBR, a
partir de 1997, para construir plataformas petroleras en el Golfo de México. 
El asunto
está perdido. Pemex tendrá que pagar, como dice el refrán, tan amolados que
estamos y a la abuela se le ocurrió parir. 
Lo que
falta por investigar, esclarecer, es si los funcionarios y abogados que
defendieron a Pemex condujeron bien el litigio o, como a veces sucede, lo
dejaron perder. 
Es otra
forma de ganar, pero no precisamente en abono a los intereses de la atribulada
petrolera. 
¿Cómo fue
que el asunto salió de la jurisdicción de tribunales mexicanos y se fincó en la
comisión de arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional, a petición de la
empresa que demandó a Pemex?
Fuente y nota completa: La Jornada.