SI podemos parar la
        “reforma educativa” peñista.
      
Mauricio Macossay Vallado.
      
18 septiembre 2013.
      
Es una de las
        importantes
        reformas elitistas antipopulares, parte de un paquete de
        reformas:
        como la laboral, la de telecomunicaciones, fiscal y hacendaria,
        financiera y energética, que las corporaciones están imponiendo
        a
        través del organismo cúpula empresarial “Mexicanos Primero”,
        Televisa, TvAzteca, los partidos (PRI, PAN, PRD (más de la
        mitad),
        PVEM y PANAL) y el gobierno peñista, con el apoyo y complicidad
        de
        casi todos los organismos empresariales y sus personeros, las
        jerarquías de las iglesias importantes, especialmente los
        obispos
        católicos, y los sindicatos oficiales, como el SNTE.
      
Es una reforma
        diseñada
        por los intereses corporativos transnacionales, fielmente
        representados en la Organización para la Cooperación y el
        Desarrollo Económico -organismo cúpula de los gobiernos de los
        34
        países más “desarrollados”, que controlan el 70% del mercado
        mundial-
      
Es una reforma que
        cambia
        los artículos 3º y 73º de la constitución y 3 leyes secundarias:
        la ley general de educación, la ley del Instituto Nacional de
        Evaluación Educativa (INEE) y la Ley General del Servicio
        Profesional Docente (la más dañina es ésta última). 
      
Está siendo impuesta
        por
        los partidos y el gobierno peñista, con toda prisa, ignorando y
        criminalizando a las y los maestros, a sus organizaciones
        auténticas
        como la CNTE y a educadores y activistas sociales de izquierda,
        que
        la denuncian. La campaña mediática para imponerla y descalificar
        a
        quienes se oponen, es la más fuerte que haya existido hasta
        ahora en
        el país; lo que indica la poderosa coalición de intereses que
        quieren imponerla. Mienten, tergiversan y manipulan
        abiertamente,
        para justificar sus verdaderas intenciones. Apuestan al
        conservadurismo y a la fragmentación social dominante, que tanto
        les
        ha servido.
      
En el fondo lo que
        se
        busca es: 
      
- Ir reduciendo a la
        educación pública como derecho social y obligación del Estado y
        el
        gobierno, incrementando la privatización y mercantilización de
        ésta; imponiendo los fines mercantiles, de negocio y lucro, de
        unos
        cuantos. Reduciendo el gasto estatal educativo real, para que se
        incrementen todavía más los subsidios al gran capital, y para
        que
        las familias paguen cada vez más.
      
- Ir cambiando a la
        educación pública como fuente de formación personal y social
        para
        la vida y el trabajo, para reducirla al adiestramiento para las
        necesidades de las corporaciones y las empresas privadas.
      
- Anular los
        principales
        derechos colectivos e individuales, profesionales, sindicales y
        laborales, de las maestras y los maestros, así como de los
        trabajadores administrativos, técnicos y manuales, de todos los
        niveles educativos: preescolar, primaria, secundaria,
        bachillerato,
        superior y posgrado. Sometiéndolos a evaluaciones punitivas,
        manteniéndolos en la precariedad y la incertidumbre permanente,
        paralizándolos para que actúen como rehenes de sistemas de
        control
        férreo, negándoles posibilidades de iniciativa y propuesta
        social y
        pedagógica distintas.
      
Ahorita afecta
        directamente a los trabajadores de la educación desde preescolar
        hasta el bachillerato; luego irán contra los trabajadores de la
        educación superior y posgrado.
      
Es una “reforma” que
        afecta negativamente a todas y todos los mexicanos, no sólo a
        las y
        los trabajadores de la educación. La oposición social creciente
        lo
        indica claramente.
      
El descontento y la
        protesta social en contra de esta reforma ha crecido y se ha
        desbordado, incluyendo a los grupos magisteriales organizados,
        agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
        Educación
        -CNTE- en Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Guerrero y Estado de
        México
        principalmente, (con significativos apoyos sociales de padres y
        madres de familia); ha incluido también a casi todos los
        trabajadores de la educación básica en casi todo el país, así
        como organizaciones sociales y sindicatos de la educación
        superior,
        la investigación y la cultura.
      
Las protestas,
        manifestaciones, plantones, paros en decenas de miles de
        escuelas,
        marchas, volanteos, brigadeos, apertura de casetas en carreteras
        y
        puentes de cuota, y otras e imaginativas formas, se han
        multiplicado
        por casi todo el país.
      
Estamos ante una
        clara y
        fuerte confrontación social y política en varios planos a la
        vez:
        de clase, étnica y cultural, ante la radicalidad de la “reforma”
        y la importante oposición a ésta.
      
Los organismos
        empresariales, el gobierno peñista, las televisoras y los
        partidos
        han cerrado filas y amenazan con aumentar las intimidaciones,
        desalojos y represiones, sorprendidos y rebasados ante la
        magnitud y
        la profundidad de la protesta.
      
El nuevo componente
        social que podría inclinar la balanza en favor de las y los
        trabajadores de la educación, son ahora los jóvenes estudiantes
        de
        las principales universidades y escuelas de educación superior
        nacionales, que se están sumando a los paros y protestas.
      La mejor garantía
        contra
        la violencia represiva del gobierno y de las corporaciones está
        en
        la masividad de la protesta social. Si continúa creciendo hará
        virtualmente imposible o muy cara en términos político-sociales,
        más violencia policiaca, militar y de halcones. Es posible echar
        para atrás esta y otras reformas. Sí podemos.
Mauricio Macossay Vallado.