En su columna publica
usted (Enrique Galván Ochoa) hace un comentario sobre por qué los políticos usan adornos estrafalarios
y relacionan esa situación con una alteración sexual de quien lo hace, lo cual
en cierta manera es verdadero. Durante más de 10 años me he dedicado a la
atención de diversos trastornos síquicos, publiqué hace algunos años un libro
resultado de mi investigación, titulada Psicoanálisis del poder en México, la
cual hemos presentado en diversos congresos nacionales e internacionales de
salud mental. En nuestra investigación analizamos lo que usted publicó ayer. De
manera breve le comparto algunas de las cosas que se esconden detrás de muchos
políticos mexicanos:
1) Hay en los
políticos mexicanos una fuerte carencia de funciones parentales, es decir,
carecen de padre y madre, no porque hayan sido huérfanos, sino porque los
padres tienen una función para la estructura síquica y estos sujetos carecieron
de esa función, de tal manera que no lograron estructurar aquello que desde el
siquismo marca los límites, la moral y la ley.
2) Muchos de los
políticos actuales tuvieron padres sádicos, autoritarios y prepotentes, de tal
manera que estructuraron personalidades bastante morbosas y perversas.
3) Muchos políticos
tuvieron madres que simbólicamente se los tragaron, provocando que en la edad
adulta estos políticos permanezcan en un mundo imaginario y de fantasía.
4) Muchos políticos
tuvieron padres como los de los puntos dos y tres; eso provoca que en su vida
adulta estos sujetos tengan una estructura bastante sociopática, manías, sean
ególatras, agresivos, asesinos, megalomaniacos y mitómanos.
5) Evidentemente queda
claro que políticos prepotentes y cínicos muestran su potencia con casas,
relojes, coches, lujos, porque donde debieran ser potentes son bastante
impotentes.