Luego de ser vilipendiado por el PRI, obligado a renunciar a la dirección de 
Pemex y exhibido públicamente, Jesús Reyes Heroles vuelve a colarse en 
la arena política como uno de los cabilderos estrella de la reforma 
energética de Peña Nieto. Pero su historia no es muy limpia: no supo 
separar su vertiente pública de la privada. Aprovechando sus puestos en 
los anteriores sexenios, creó un consorcio que se enriqueció (y sigue 
haciéndolo) gracias al presupuesto, sobre todo el de la paraestatal 
petrolera.
Repudiado por la 
cúpula priista en 2006 tras negar su apoyo al candidato presidencial 
tricolor y anunciar su adhesión a la campaña de Felipe Calderón, Jesús 
Reyes Heroles González Garza regresa en 2013 como figura estelar del show de legitimación de la reforma energética de Enrique Peña Nieto, quien le perdonó todo.
Atrás
 quedaron los interrogatorios públicos a los cuales fue sometido por 
diputados para exigirle explicaciones sobre la presunta asignación 
irregular de contratos de Petróleos Mexicanos (organismo que dirigió 
entre 2006 y 2009), las acusaciones de obstrucción de la justicia por 
defender a Vicente Fox y a su esposa, las instrucciones de senadores 
para dar marcaje personal a las contrataciones de su gestión, las 
anomalías detectadas por la Auditoría Superior de la Federación en 
licitaciones millonarias de la paraestatal confeccionadas sobre medida, 
las demandas de senadores priistas de someterlo a juicio político por 
hacer de la función pública un negocio privado, los contratos para sus 
socios y clientes…