El programa de Carmen
Aristegui no es solamente el noticiero radiofónico de mayor audiencia en el
país, sino también funge como un centro articulador para el pensamiento crítico
en toda la nación. Escuchar a Aristegui es un acto de rebeldía y de esperanza.
Sus entrevistas, sus investigaciones y su cobertura diaria del acontecer
nacional constantemente ponen en cuestión las mentiras del poder y nos hacen
creer que otro México es posible.
El despido sumario de
Daniel Lizárraga e Irving Huerta, así como los nuevos lineamientos editoriales
de MVS, constituyen un atentado en contra de todos y cada uno de nosotros.
Buscan intimidar a los periodistas independientes, así como generar zozobra y desánimo
entre la población. Son la contracara del asesinato del maestro Claudio Cruz
durante el violento desalojo protagonizado por la Policía Federal el pasado 24
de febrero en Acapulco, analizado en estas mismas páginas hace 15 días
(http://ow.ly/KmrL9 ).
Estos cobardes
escarmientos son fríamente calculados desde el poder corrupto con el fin de
desarticular la creciente resistencia y conciencia sociales. Confirman que
México no es un sistema democrático, sino un régimen autoritario. En nuestro
país quienes critican y exhiben al poder no son premiados, sino duramente
castigados.
El PRI está
aterrorizado por la posibilidad de perder su control sobre el Congreso de la
Unión en las elecciones del próximo 7 de junio. Hoy el PRI cuenta con 213
diputados federales, los cuales junto con los de sus partidos satélites (28
PVEM; 10 Panal) apenas suman los 251 necesarios para imponer su mayoría sobre
los 500 diputados que integran la Cámara de Diputados.
Aun sin la enorme
crisis de legitimidad de Enrique Peña Nieto y el simultáneo derrumbe de la
economía nacional hubiera sido difícil para el PRI mantener sus actuales
niveles de representación en San Lázaro. Durante las elecciones intermedias el
partido en el poder típicamente pierde escaños frente al interés ciudadano de
ponerle límites al ejercicio del Poder Ejecutivo.
Pero en el contexto
actual de total naufragio nacional es imposible imaginar un escenario en que el
PRI pudiera incrementar su representación en comparación con 2012. La cuestión
no es si el PRI perderá espacios o no, sino qué tan grande será el descalabro.
Y todo parece indicar que podría ser enorme, sobre todo si los ciudadanos
libres y críticos salen en masa a votar contra el régimen.