lunes, 16 de marzo de 2015

Todos Somos Carmen.


El programa de Carmen Aristegui no es solamente el noticiero radiofónico de mayor audiencia en el país, sino también funge como un centro articulador para el pensamiento crítico en toda la nación. Escuchar a Aristegui es un acto de rebeldía y de esperanza. Sus entrevistas, sus investigaciones y su cobertura diaria del acontecer nacional constantemente ponen en cuestión las mentiras del poder y nos hacen creer que otro México es posible.

El despido sumario de Daniel Lizárraga e Irving Huerta, así como los nuevos lineamientos editoriales de MVS, constituyen un atentado en contra de todos y cada uno de nosotros. Buscan intimidar a los periodistas independientes, así como generar zozobra y desánimo entre la población. Son la contracara del asesinato del maestro Claudio Cruz durante el violento desalojo protagonizado por la Policía Federal el pasado 24 de febrero en Acapulco, analizado en estas mismas páginas hace 15 días (http://ow.ly/KmrL9 ).

Estos cobardes escarmientos son fríamente calculados desde el poder corrupto con el fin de desarticular la creciente resistencia y conciencia sociales. Confirman que México no es un sistema democrático, sino un régimen autoritario. En nuestro país quienes critican y exhiben al poder no son premiados, sino duramente castigados.

El PRI está aterrorizado por la posibilidad de perder su control sobre el Congreso de la Unión en las elecciones del próximo 7 de junio. Hoy el PRI cuenta con 213 diputados federales, los cuales junto con los de sus partidos satélites (28 PVEM; 10 Panal) apenas suman los 251 necesarios para imponer su mayoría sobre los 500 diputados que integran la Cámara de Diputados.

Aun sin la enorme crisis de legitimidad de Enrique Peña Nieto y el simultáneo derrumbe de la economía nacional hubiera sido difícil para el PRI mantener sus actuales niveles de representación en San Lázaro. Durante las elecciones intermedias el partido en el poder típicamente pierde escaños frente al interés ciudadano de ponerle límites al ejercicio del Poder Ejecutivo.

Pero en el contexto actual de total naufragio nacional es imposible imaginar un escenario en que el PRI pudiera incrementar su representación en comparación con 2012. La cuestión no es si el PRI perderá espacios o no, sino qué tan grande será el descalabro. Y todo parece indicar que podría ser enorme, sobre todo si los ciudadanos libres y críticos salen en masa a votar contra el régimen.