1. Lean esto nada más: Luego de
ratificar su orgullo de militante en el PRI, el presidente Enrique Peña Nieto
señaló que el instituto político seguirá apostando por la creación de
organismos para transformar al país y hacer realidad los derechos de los
mexicanos. Al encabezar la celebración del 85 aniversario del partido, destacó
que el tricolor ha aprendido de su historia y hoy, con la madurez adquirida, se
reconoce como un instituto no sólo listo para ganar elecciones, sino que sabe
la responsabilidad que implica gobernar. Además, dijo que el PRI no rehúye a
los cambios. No debe olvidarse que el PRI gobernó de 1929 al año 2000; le
encomendó la Presidencia al PAN (2000-12) y ahora ha regresado como
un nuevo PRI ¿para gobernar otro siglo?
2. Pronto el PAN (septiembre) y el
PRD (mayo) festejarán sus 75 años y sus 25 años de ser los acólitos derechistas
y socialdemócratas respectivamente, del PRI y el sistema. Esos festejos y
aniversarios se hacen siempre en nombre de la democracia, la libertad, la
justicia, incluso llegan a hablar de igualdad. El PRI, el PAN, el PRD, los
empresarios, los medios de información, saben que mientras más repitan esas
palabras el pueblo creerá más en ellos y votará por la continuidad del sistema,
por ello no dejen de pronunciarlas. Ese dominio político y económico absoluta
no le llaman dictadura de una clase social sino democracia electoral que cada
seis años cambia nombres de personas en los cargos pero el sistema de
dominación y opresión sigue siendo el mismo.
3. La llamada democracia es un
sistema de dominación política universal que se impuso a lo que fue la
monarquía o la aristocracia en su momento. No hay democracia a la española, a
la yanqui, a la inglesa y a la mexicana; pueden haber algunas diferencias
mínimas, intrascendentes; la democracia es esencialmente igual en todos lados:
es la dominación de una minoría de familias en todos los campos de
la vida avaladas por una estructura jurídica que da legalidad y una fuerza
policíaco-militar que obliga a cumplir con esas leyes. Los procesos electorales
sólo han servido para consolidar un aparato de gobierno que de antemano ha sido
escogido por la clase dominante y mucho más.