viernes, 28 de febrero de 2014

¿Por pacífico, será Yucatán el paraíso de vida para empresarios, narcotraficantes y gobernantes?



1. Yucatán, desde hace por lo menos dos siglos, es el estado de la República Mexicana donde no pasa nada porque al parecer a los yucatecos les vale un carajo la política y todo. Con excepción de la maravillosa Guerra (indígena) de Castas derrotada a mediados del siglo XIX y luego extirpada 50 años después, en Yucatán no hubo lucha por la Independencia (1810-21), batallas por la Reforma (1856-72) y la Revolución Mexicana (1910-17) tuvo que ser impuesta por Salvador Alvarado en 1915 con la terrible oposición de los hacendados que usaron a sus trabajadores acasillados como ejército.


2. Lázaro Cárdenas también –ante el poderío de la “Casta Divina” (unión de hacendados y clero)- para debilitarla, tuvo que expropiar ¾ partes de tierras de hacendados en 1937 para crear ejidos colectivos henequeneros; pero a partir de 1992 con el desplome de la producción henequenera, el gobierno de Salinas impuso la ley de reprivatización de tierras. Quizá por ese pacifismo yucateco unos pensamos desde hace muchas décadas que Yucatán es el paraíso para que vivan sin peligro con sus familias o amantes los grandes millonarios del mundo y, entre éstos, los grandes narcotraficantes, empresarios y políticos.


3. El valioso reportero David Rico del Diario Por Esto!, nos ha dado a conocer hoy una magnífica denuncia: “Se apoderaron de 800 hectáreas del ejido de Chelem (puerto vecino de la ciudad y puerto de Progreso –a unos 30 kilómetros de Mérida-) los multimillonarios Emilio Díaz Castellanos, Alberto Lacarra Zurita, Jalil Xacur Zentella y Arturo Quirarte Dayarse porque retorcieron la Ley Agraria –usando prestanombres- proyectando construir un lugar de ensueño con complejo inmobiliario y pistas para aviones privados; se llamaría “El Palmar”.



4. Escribe Rico: Con importantes ligas en el mundo de la política usaron a sus amigos, secretaria y hasta a su misma madre, como prestanombres en listas de ejidos, para despojar en 2008 a los ejidatarios de Chelem que ahora reclaman el pago de más de 17 millones de pesos. El grupo de empresarios está comandado por Emilio Díaz, su yerno Arturo Quitarte, además de Alberto Lacarra que es esposo de Paulina Gamboa y yerno del senador del PRI Emilio Gamboa Patrón, quienes son cercanos del delegado de la PROFEPA en Yucatán, José Lafontaine Hamui.


5. La gobernadora Ivón Ortega, profundamente ignorante de la historia de Yucatán, presumía hace seis años que había pacificado con su gobierno al estado. No revisó ni su libro de primaria para ver que los mayas no eran violentos, que las rebeliones de Can Ek y la Guerra de Castas fueron aisladas y olvidadas, que a los ejidatarios henequeneros –aunque miserables- sólo podían soliviantarlos los políticos del PRI y que el trabajo de conciliación de clases de la iglesia católica había dado magníficos resultados para un mayor sometimiento de los trabajadores de Yucatán.


6.Cientos de hectáreas de las expropiadas por Cárdenas en 1937, han estado regresando a “sus antiguos dueños, los hijitos de los hacendados (grandes terratenientes)”. Desde hace más de 20 años los ejidatarios de Hunucmá, Ucú, Caucel, Umán, Kanasín, Tixpehual, Cholul, Conkal, han venido batallando por la devolución de sus tierras ejidales. Los gobiernos del PRI y del PAN han permitido y apoyado la extensión de la ciudad de Mérida que ha crecido en grandes comercios y negocios exageradamente; los gobiernos en vez de escuchar a los ejidatarios los han reprimido.


7. Sería interesantísimo que el periódico Por Esto! continuará sus reportajes acerca de quienes son propietarios visitantes en toda esa zona de Chuburná, Chelem, Progreso, Chikxulub, Telchac, que es una zona de gigantescos y lujosos palacetes en la playa. Pero podría ser una simple ilusión mía porque inmediatamente gobiernos y empresarios bloquearían cualquier investigación en serio. Espero que con los miles de millones de pesos que están en juego, así como el mayor desprestigio de esas “personalidades” no paren en seco al periódico o quieran perjudicar al reportero.

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