Enrique
Ochoa Reza tomó posesión como director de la CFE en febrero de 2014,
sustituyendo a Francisco Rojas Gutiérrez. Anunció su renuncia la semana
anterior porque es el ungido por el presidente Peña Nieto para ocupar la
presidencia del PRI.
Si alguna vez negó su pertenencia a sus filas el cercano
colaborador de Luis Videgaray, es un asunto interno que sólo compete a los
priístas.
Si está casado con una conductora de Tv Azteca, corresponde a su
ámbito familiar.
Lo que nos interesaría a los mexicanos es que explique en
detalle las catastróficas pérdidas que sufrió la CFE durante los dos años que
la tuvo a su cargo.
Es el caso extraño en que las pérdidas crecieron al 100 por
ciento de un año a otro. De acuerdo con información de la empresa (mejor
quitarle eso de productiva del Estado porque suena a burla), la pérdida neta
consolidada de 2014 fue de 46 mil 832 millones de pesos y se duplicó en 2015,
alcanzando la cifra de 93 mil 912 millones. ¿Y el auditor del Congreso?
Cobrando uno de los mayores sueldos de la burocracia.
Otro
ungido por Peña Nieto es Gerardo Gutiérrez Candiani. Un directivo de
organizaciones empresariales que por esa vía llega al gobierno.
Están pagándole
varias facturas con el cargo de autoridad federal para el Desarrollo de las
Zonas Económicas Especiales (¿o espaciales).
Entre los muchos servicios que
Gutiérrez Candiani le hizo a Peña Nieto es memorable el que ocurrió antes de
las elecciones de 2012.
El PRI temía que López Obrador fuera a inconformarse
con los resultados de la elección –el sorianazo. Entonces, Gutiérrez Candiani,
en nombre de los más altos intereses patrios, convocó a los aspirantes a que
firmaran un pacto en el sentido de que respetarían los resultados que diera a
conocer el IFE… cualesquiera que fueran.
Ese es el personaje que ocupará ahora
el cargo de autoridad federal… etcétera.
Fuente y nota completa: Dinero, La Jornada.
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