A 24 años
de su fundación, el 5 de mayo de 1989, el Partido de la Revolución
Democrática apenas “es la sombra de lo que quería ser”, asegura Marcelo
Ebrard, aspirante a dirigir este dividido instituto político.
En entrevista con Proceso
el exjefe de Gobierno del Distrito Federal añade que el PRD vive “el
peor momento” de su historia después de que en el 2006 “estuvo con un
pie en Palacio Nacional” aunque el panismo y los poderes fácticos
“hicieron tranza y media para impedirlo”.
Una semana antes del
Congreso Nacional perredista, que se celebrará del 21 al 24 de este mes
en Oaxtepec, Morelos, acepta que el PRD está en vías de convertirse en
un “partido satélite cada vez más cerrado a la sociedad, porque una
parte de la izquierda se siente gobierno de coalición”.
Ahora
presidente de la Red Global de Ciudades Seguras de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU), Ebrard señala que los legisladores del PRD
han perdido todas sus propuestas de reformas estructurales, aunque falta
la energética, respecto de la cual, dice, sería el colmo si algún
diputado o senador perredista vota a favor de la iniciativa priista.
Explica:
“Creo que el PRD trae una confusión estratégica importante. Me refiero a
la dirección actual. Están actuando como si fueran un gobierno de
coalición, preocupándose por quitarse la imagen de que el PRD se ha
opuesto a la mayoría de las iniciativas del gobierno en turno. Se
pasaron al otro extremo: O sea, de la línea de no aprobemos nada –porque
cualquier cosa que provenga del gobierno es espantoso, pecaminoso, sin
importar su contenido– al hay que acordar todo a cualquier precio”.
Esta
crítica alude a la participación del dirigente nacional del PRD, Jesús
Zambrano, y de otros miembros de su corriente, Nueva Izquierda, en el
Pacto por México, firmado con el PRI, el PAN y el gobierno federal sin
el aval de otras expresiones internas del perredismo.
Ebrard
considera que el PRD debe empeñarse en recuperar su papel opositor, lo
que, aclara, no significa que se vuelva vociferante o no pueda lograr
acuerdos con el poder político.
“Ser oposición quiere decir que
estás preparándote para la alternancia en el poder, que tú eres la
opción para la mayoría. Eso es”, puntualiza.
Fuente: Proceso.
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