martes, 26 de noviembre de 2013

Dinero por Galván Ochoa... qué super aguinaldos eh!!!

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Este diciembre será menor el número de trabajadores que recibirán aguinaldo. El año pasado fueron 18 millones, ahora sólo serán 16 millones, de acuerdo con la estadística de David Lozano, investigador del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM. Ni esperanzas tienen los que trabajan en la economía informal o los desempleados, que sumarían varios millones más, según el Inegi. Sin embargo, hay un grupo de privilegiados que recibirán mega-aguinaldos. Pertenecen a la clase política. Su desempeño en el último año ha dejado mucho que desear. Hundieron en la recesión a la economía, el país sigue convertido en un charco de sangre, la justicia continúa con manchas, como el caso de Maude Versini y el tío poderoso Arturo Montiel. Entonces, ¿por qué pagarles mega-aguinaldos y gratificaciones? La razón es simple: tienen el poder de asignárselos ellos mismos. Tal parece que el rubor es algo que hoy en día sólo es un producto de Revlon o Avon.
El país de las mochadas
Detrás de los moches que piden congresistas y funcionarios públicos para conseguir recursos a los municipios, se esconde su fragilidad financiera, problema que necesita una cirugía mayor. El director ejecutivo de la Asociación de Autoridades Locales de México, Ricardo Baptista, dice que hace años que los municipios están en una grave crisis financiera, algunos de ellos al borde de la bancarrota; el modelo ya no funciona. La situación por la que pasan es aprovechada no sólo por legisladores, sino también por funcionarios de dependencias gubernamentales para condicionar los recursos, ya que entre 70 y 80 por ciento del presupuesto se va en operación, y tienen muy poco margen para el cumplimiento de sus obligaciones de seguridad, obras y servicios públicos.

Correo antiespionaje
Una pequeña empresa de Silicon Valley ha desarrollado un programa de correo electrónico a prueba de espionaje… eso dice al menos. Su nombre es Wickr. La compañía parte de una premisa: es imposible evitar el espionaje. La solución que ofrece es no guardar los mensajes de los usuarios. Simplemente sirve de correo. No guarda nada. Por tanto, no hay material que espiar. Suena interesante… sólo que sigue la duda respecto de las compañías de telecomunicaciones, las telefónicas. Porque aun sin guardar los mensajes pudiera suceder que sean interceptados, como en tiempos remotos cuando eran interceptadas las palomas mensajeras.

Fuente y nota completa: La Jornada.

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