Cierran empacadoras de aguacate; choferes rehúsan laborar.
Esta población, ubicada a 176 kilómetros de Morelia y a 60 de
Uruapan, vive en recesión económica desde hace una semana. Las dos
empacadoras de aguacate que generan cientos de empleos están cerradas, y
dos más fueron incendiadas por delincuentes en abril pasado.
Tancítaro es el municipio michoacano número uno en producción de aguacate. Exporta 200 mil toneladas al año y destina al mercado interno 500 mil. Pero todo el movimiento que genera la carga está frenado. Setenta por ciento del comercio y los servicios están abiertos, pero en la calle sólo hay guardias comunitarias, patrullas federales y gente que de vez en cuando se asoma por las ventanas.
La central de autobuses parece abandonada. El despachador Roberto Guerrero comentó que a partir de este lunes empezará a suspender corridas, pues los camiones que van a Uruapan, Apatzingán, Buenavista y Peribán salen a 10 por ciento de su capacidad. Dijo que hay desconfianza de todo. Incluso fuera de la estación había dos unidades que los choferes no querían manejar por temor al crimen organizado.
Según autoridades municipales, en Tancítaro se produce la tercera parte del aguacate michoacano que se exporta a Estados Unidos, Canadá, Centroamérica y Asia, pero los más de 3 mil productores pagaban cuotas de 2 mil pesos por hectárea.
Del 24 de febrero pasado –cuando surgieron los primeros grupos de autodefensa– a la fecha se han recuperado las regiones ganaderas de Tepalcatepec y Coalcomán, la zona limonera de Buenavista y ahora parte del área aguacatera. No obstante, en esos lugares prevalece la crisis financiera, porque buena parte de la Tierra Caliente está controlada por la delincuencia organizada.
Tancítaro es el municipio michoacano número uno en producción de aguacate. Exporta 200 mil toneladas al año y destina al mercado interno 500 mil. Pero todo el movimiento que genera la carga está frenado. Setenta por ciento del comercio y los servicios están abiertos, pero en la calle sólo hay guardias comunitarias, patrullas federales y gente que de vez en cuando se asoma por las ventanas.
La central de autobuses parece abandonada. El despachador Roberto Guerrero comentó que a partir de este lunes empezará a suspender corridas, pues los camiones que van a Uruapan, Apatzingán, Buenavista y Peribán salen a 10 por ciento de su capacidad. Dijo que hay desconfianza de todo. Incluso fuera de la estación había dos unidades que los choferes no querían manejar por temor al crimen organizado.
Tancítaro tenía una actividad económica de buen alcance, pero hay nerviosismo y sicosis porque las personas desconfían de las autoridades, de los delincuentes y de las autodefensas, aseveró el despachador.
Según autoridades municipales, en Tancítaro se produce la tercera parte del aguacate michoacano que se exporta a Estados Unidos, Canadá, Centroamérica y Asia, pero los más de 3 mil productores pagaban cuotas de 2 mil pesos por hectárea.
Del 24 de febrero pasado –cuando surgieron los primeros grupos de autodefensa– a la fecha se han recuperado las regiones ganaderas de Tepalcatepec y Coalcomán, la zona limonera de Buenavista y ahora parte del área aguacatera. No obstante, en esos lugares prevalece la crisis financiera, porque buena parte de la Tierra Caliente está controlada por la delincuencia organizada.
El alcalde panista de Tancítaro, Salvador Torres Mora,
consideró que el gobierno federal debe hacer una limpia general de
criminales en todo Michoacán, y sostuvo que las guardias comunitarias de
la localidad son auténticas, pues casi todos sus integrantes son de la
demarcación.
“No soy de izquierda ni me siento el Che Guevara, pero el
pueblo me eligió y estoy comprometido a brindarle mi apoyo”, subrayó.
Agregó que, para resolver el problema del crimen organizado, el gobierno
estatal debe comenzar por reconocer la gravedad de la situación, ya que
los 113 alcaldes han sido amenazados y sometidos.
La cabecera municipal tiene aproximadamente 7 mil habitantes. Las
salidas a Uruapan, Buenavista, Tepalcatepec y Peribán son vigiladas por
grupos de autodefensa, los cuales también se encargan de la seguridad
pública y tienen presencia en todas las calles.
De acuerdo con el edil Salvador Torres, para que la certidumbre sea
reinstalada en este municipio, de aproximadamente 30 mil habitantes, se
necesita que los gobiernos federal y del estado garanticen que la
delincuencia no volverá a operar aquí. Entonces, señaló, todas las
familias desplazadas regresarán a sus casas y dejarán de tener miedo.
Fuente: La Jornada.
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