lunes, 14 de octubre de 2013

Jóvenes políticos pugnan por la renovación de liderazgos.

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Rodeada de carteles del Che Guevara y de colegas de la socialdemocracia alemana, en su reducida oficina del PRD, Zac Mukuy Vargas Ramírez, dirigente de Jóvenes de Izquierda, hace media sonrisa y levanta los hombros al tratar de explicar por qué siempre aparecen las mismas caras en su partido: Observo a (Jesús) Zambrano y pienso: tal vez sigue creyendo que tengo 17. Es como los papás que ven a sus hijos chicos y no les dan oportunidades.
En el PRI el rezago es tal en la formación de cuadros que el dirigente del Frente Juvenil Revolucionario (FJR), Cristopher James Barousse, sólo puede recordar nombres de líderes surgidos de sus filas a políticos que pasan de los 50 años, como César Camacho, o de los 60: Beatriz Paredes, Pedro Joaquín Coldwell y Mariano Palacios Alcocer.
Los militantes panistas también promedian 55 años de edad, según datos de su padrón citados por Everardo Padilla. El nuevo dirigente de Acción Juvenil llegó con la bandera de reformar esa secretaría para reconquistar la presencia y el voto joven de un partido que antes presumía su empuje en ese sector.

Casi siempre los mismos apellidos en el escenario político y los aspirantes a sucederlos se muestran un poco desesperados: dicen estar listos, pero escasean las opciones, o cuando éstas se dan no faltan herederos de castas políticas que entran sin hacer fila o negociaciones desde arriba que los dejan fuera.
Por eso no es casual que las organizaciones juveniles de los tres principales partidos políticos coincidan en algo: este año o el siguiente reformarán sus estatutos para alcanzar la anhelada renovación generacional. Unos quieren aumentar el límite de edad para pertenecer al partido, otros bajarlo; unos desean fijar cuotas de puestos asignados a jóvenes, otros rehúyen esa fórmula. Ya no saben qué inventar para dar paso a los que vienen.
Sigues las reglas del juego o adiós candidaturas
Zac, quien dejó su grupo de rock para ser regidora en Quintana Roo, luego de que fue víctima de represión durante las manifestaciones en Cancún, atribuye este rezago a una maquinaria partidista apabullante para quienes aspiran a suceder a los Zambrano o los Ortega.
“Al entrar a las filas del PRD los jóvenes también nos corporativizamos y empezamos a seguir las reglas del juego. Cuando no perteneces a una corriente es difícil que te propongan para algún cargo. No sólo eso, luego los dirigentes te dicen: ‘a la siguiente te toca’ (un cargo) y al final no es así y te piden: ‘aguanta, estás chava, vamos a darle el lugar a unos de extracción priísta’”.
Así ocurrió en 2012. Me va a matar Zambrano, pero el número 5 del Senado era para un joven, y quien entró, pues Manuel Camacho Solís, que de joven no tiene nada. Es respetable, pero era un espacio logrado por muchos de nosotros que debatimos en un congreso.
Ese tipo de negociaciones han dejado fuera a muchos líderes, y pone el ejemplo de los activistas del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) que ahora tienen 35 o 40 y tantos años, y que salvo unos cuantos, no llegaron a un momento de trascendencia.
Por eso aconseja a sus compañeros no pedir permiso. “Nuestros actuales dirigentes tenían 24 o 30 años y no se esperaron, dijeron: ‘vamos a hacer un partido político y a tomar el país’ y lo hicieron”.
También aconseja sacudirse esta imagen de partido de personalidades. Cuauhtémoc Cárdenas, López Obrador, Zambrano son muy bien vistos, pero de una elección para otra el PRD gana o pierde todo. Eso indica que no hay una institución sólida. Por eso las juventudes queremos construir una organización fuerte, no de liderazgos ni de caudillos.
El otro punto que atora el cambio –explica– es la reproducción de la añeja cultura política, porque quien no invierte 10 millones de pesos en una campaña no gana, el que no compra votos el día de la elección no gana, el que no reparte despensas y otras cosas, tampoco.
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Zac Mukuy Vargas Ramírez, dirigente de Asuntos Juveniles del PRDFoto Roberto García Ortiz
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Cristopher James Barousse, presidente del Frente Juvenil Revolucionario del PRIFoto María Meléndrez Parada
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Everardo Padilla preside el sector juvenil del PANFoto Guillermo Sologuren
Por eso, en su próximo congreso propondrán la asignación de 30 por ciento de las candidaturas a los jóvenes, y una partida especial para esta secretaría que vive del apoyo de otras.
Perdimos una generación: FJR
En el PRI, aunque disfrutan su retorno a Los Pinos, James Barousse, líder del FJR, reconoce: Hemos perdido una generación por falta de capacitación y oportunidades.
Recuperados el poder y las finanzas del partido, su Instituto de Capacitación y Desarrollo Político (Icadep) comenzó a reclutar a medio millar de jóvenes para capacitarlos en la primera escuela nacional de cuadros y becará en el extranjero a los más aventajados.
Queremos jóvenes que no sean sólo figurines o templeteros o que hagan vieja política, sino que conozcan la historia del partido, su ideología, sus aciertos y errores, explica.
Ni mi partido ni otros son atractivos, admite, y lo atribuye a políticos corruptos o que hacen política barata defraudando a la sociedad, pero presume que ya están limpiando la casa con investigaciones como la del ex gobernador de Tabasco, Andrés Granier.
Para llevar la ideología tricolor a universidades y preparatorias del Distrito Federal, donde es fuerte el antipriísimo, buscan incorporar a simpatizantes del PRI, por ejemplo, en los consejos estudiantiles de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Cercano al gobierno de Chihuahua, este político de 25 años le resta cierto mérito al movimiento #YoSoy132 –surgido el año pasado en oposición a la candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto– al decir que se quedó en las calles, pero le reconoce un logro: colocó el tema de los jóvenes en la agenda del PRI.
El próximo año debatirán si el FJR se mantiene con ese nombre, su logotipo y si es necesario bajar la edad para pertenecer a éste (actualmente de 18 a 35 años) a 29 o 30 años de edad.
Reformar acción juvenil ante la pérdida del voto joven
A diferencia de sus colegas del tricolor y de la izquierda, el panista Everardo Padilla se opone a asignar cuotas a los jóvenes. El proceso de relevo siempre depende más de nosotros que de los adultos, y con todo respeto para la compañera del PRD, el poder no es algo que se hereda o transmita a voluntad. Es algo que se debe arrebatar entre una generación y otra y eso está pasando en el PAN.
Ubica más júniors de la política entre los priístas que sin participar en ninguna organización partidista o juvenil aparecen en listas de plurinominales.
Eso –dice– merma la participación porque algunos jóvenes piensan que para tener éxito deben tener palancas, una relación de amistad o de parentesco con algún político. Y ese tabú ha impedido la llegada de personas valiosas.
Cantera de políticos como el ex presidente Felipe Calderón y Margarita Zavala, Acción Juvenil ha perdido atractivo, afirma Pablo Sánchez Servitje, nieto del empresario Lorenzo Servitje, ex aspirante a dirigir a los jóvenes del partido y autor de un proyecto de reforma.
Menciona, entre otras fallas, que los jóvenes consiguen candidaturas sólo cuando participan en la dinámica interna del partido y pocos las ganan con trabajo político en su comunidad o por su perfil. “El premio no puede ser solamente para el más grillo. Debemos darle espacio también a cuadros por sus méritos fuera de la política interna”.
Al final, todos se preguntan si nuevos estatutos podrán romper con una cultura política aferrada al pasado.

Fuente: La Jornada.

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