
El
incremento de los precios de los alimentos de la canasta básica hasta de 30 por
ciento en las semanas recientes ha provocado que las amas de casa gasten más,
coman menos y se conviertan en cazadoras de ofertas para hacer rendir el gasto.
A los
locatarios de mercados públicos y tianguis también les ha afectado esta carrera
alcista en los precios de carnes de res, cerdo, pollo y pescado, y frutas y
legumbres, porque aun cuando compramos menos, vendemos mucho menos. No sale,
pues.
La sustitución
de carnes por verduras, arroz o frijoles ha sido una de las alternativas de las
familias capitalinas; mientras otras han optado por estar a las vivas de las
ofertas en autoservicios o acudir a los tianguis, donde está más barato.
En un
recorrido por el tianguis de Los Picos, en la colonia Juventino Rosas,
‘Iztacalco, don Elías Medel comentó que la carne aumentó en promedio 30 por
ciento y es difícil que alguien compre un kilo de bistec en 120 pesos, cuando
en enero estaba en 90.
Hoy, dijo,
las señoras vienen por medio kilo y una vez cada 10 días, porque no les alcanza
o compran ternera en 80, hígado en 36 o hasta moronga en 30 pesos, con lo que
la ganancia es mínima, ya hasta despedimos a dos trabajadores, porque estamos
en subsistencia.
Rosa
Orozco, Celia Vargas y Teresa González coincidieron en señalar que la situación
está muy dura. Ya no alcanza el gasto, ni estirándolo, porque cada semana que
te suben el jitomate, el chile, la cebolla, las papas, los nopales o el
aguacate, no la ves llegar.
Doña
Guillermina Valdenegro hace comida para 20 personas –hijos, esposas y nietos– y
los mil 500 pesos que me dan para la semana no me alcanzan; sólo en verduras ya
pagué 323 pesos y falta acompletar con pollito y una frutita para los niños.
Los
problemas aumentan si eres pensionada, pues los 3 mil pesos mensuales no te
sirven para nada, ya hasta la leche Liconsa subió otra vez cuatro pesos y ahora
pagas 22 pesos por cuatro litros, afirmó Leticia González, clienta del mercado
Rastro Viejo.