lunes, 13 de enero de 2014

Fin de semana intenso en Michoacán... comentarios de Galván Ochoa.

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n el desbarajuste de despilfarro del calderonato sobresalen tres obras: la Estela de luz, el edificio del Senado y la nueva sede del Ifai. Jacqueline Peschard terminó el pasado fin de semana su gestión como consejera del instituto encargado de la transparencia. En los años que fue presidenta se adquirió el edificio ubicado al sur de la ciudad de México. Entonces se decía que costaría alrededor de 300 millones de pesos. Al final saldrá costando ¡mil millones de pesos! Por supuesto, el dinero es del bolsillo de los contribuyentes. También en los días aciagos del calderonato fueron sustraídos del Banco de México más de 30 mil millones de dólares para ser subastados a los bancos comerciales. Era la crisis que arrancó en 2008, y la justificación consistía en inyectar dólares al mercado para sostener el peso que se estaba devaluando. El banco central dio a conocer la cantidad de dólares y el tipo de cambio, pero faltaba un dato clave: el nombre de los bancos o los banqueros a quienes se les vendió tamaña fortuna –la tercera parte de las reservas internacionales de entonces. La señora Peschard se opuso a transparentar la información. La elección de un nuevo presidente, Gerado Laveaga, hizo aflorar las ambiciones, intrigas y golpes bajos entre los comisionados. Algo insólito: la Comisión Anticorrupción del Senado los llamó a comparecer en febrero del año pasado. Había dos puntos en la agenda: la cuestionada compra del edificio y los conflictos internos. Fue un espectáculo bochornoso. Si alguna duda quedaba sobre la crispada relación, ahí se despejó. En la despedida de este fin de semana, uno de sus compañeros dijo que la señora Peschard nunca dio palos de ciego. Fue un sarcasmo o ya se le olvidó el palo de mil millones que le asestó al presupuesto. El expediente sigue en la Auditoría Superior del Congreso.
Arde Apatzingán
Ya el gobierno de Peña Nieto consiguió cambiar la Constitución para abrir las puertas de par en par –al menos mientras la soberanía popular decide volverlas a cerrar– al capital extranjero en el petróleo y el sector energético en general. Sin embargo, todavía le falta algo que será difícil: ofrecerles seguridad a los ejecutivos de las trasnacionales. En un alerta a sus ciudadanos emitida el jueves anterior, el Departamento de Estado de ese país informó que 81 estadunidenses fueron asesinados en territorio mexicano el año pasado, 10 más que en 2012. Y 90 fueron reportados como secuestrados a la embajada y los consulados entre abril y noviembre. Las corporaciones tendrán que pagar altas primas de seguro a los ejecutivos y sus familias que vengan. Por supuesto, el petróleo, el gas y la electricidad da para eso y más. Recomienda evitar viajes no necesarios a Coahuila, Durango, Michoacán, Nuevo León, San Luis Potosí, Sinaloa y Tamaulipas, así como a sus fronteras. Imposible que los ejecutivos esquiven Tamaulipas, Nuevo León y Michoacán. En esta entidad, donde se encuentra el puerto Lázaro Cárdenas, el hampa ya está exportando hierro a China, al rato nos sorprenderá con petróleo.

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