“Kuy falleció a las 5:05 de la mañana. Todavía no me han dado el acta
de defunción y no sabemos cuál van a decir que fue la causa clínica,
pero desde las 2:30 de la madrugada entró en paro cardiorrespiratorio”,
informó Eva Palma, compañera sentimental de la víctima.
El estado de salud de Kuykendall
Leal --quien desde hace unos 3 meses se encontraba internado en el
Hospital General de Zona número 30, del Instituto Mexicano del Seguro
Social (IMSS), en la delegaciónn Iztacalco—ya era crítico desde hace
mucho tiempo, explicó.
“Ya estaba muy desnutrido, con escaras muy profundas y como usaba
sonda para orinar y comer, las infecciones lo empezaron a atacar. Apenas
ayer que fui a verlo noté que ya tenía muchas dificultades para
respirar”, contó Palma en entrevista.
La mujer indicó que desde la lesión sufrida por Kuykendall
durante las protestas contra la toma de posesión de Enrique Peña Nieto,
el activista fue atendido en varias clínicas del IMSS, incluido el
Centro Médico Nacional Siglo XXI, de donde fue dado de alta
supuestamente por encontrarse “estable”.
“La reflexión que me queda es que hombres tan productivos y tan
preocupados por la cultura como Kuy, que fue activista desde los años
70, no merecen terminar como él por culpa del Estado, por hombres como
Peña Nieto, Osorio Chong o Manuel Mondragón, que fue quienes ordenaron
el operativo.
“Es muy injusto el sistema capitalista y finalmente mi compañero cae
en la lucha, pero nos deja su ejemplo, su legado y lo vamos a
reivindicar como adherente de la Sexta Delcaración de la Selva
Lacandona. El cayó en batalla por sus ideales”, enfatizó Palma.
Tras recibir el impacto de un proyectil en la cabeza –se piensa que pudo tratarse de una bala de goma--, Juan Francisco Kuykendall sufrió una fractura en el cráneo que lo hizo perder parte de la masa encefálica.
El hombre de 67 años, originario de Nuevo Laredo,
Tamaulipas, emigró al Distrito Federal en 1967 con el propósito de ser
actor. Logró su meta en el Instituto Nacional de Bellas Artes, donde
cursó sus estudios de arte dramático.
Su esposa, Eva Leticia Palma Pastrana, recuerda que
1968 fue un año de efervescencia política que “también sensibilizó
a Kuy ”, como lo conocen sus amigos y familiares. El 2 octubre acudió a
la manifestación estudiantil, pero durante las detenciones lo salvó una
doctora cubana que lo escondió en su departamento.
Muchos años más tarde, luego de convertirse en
dramaturgo, escenógrafo, profesor de teatro y simpatizante de
organizaciones y colectivos, como la otra campaña , quisimos acudir a
las protestas de mayo de 2006 en San Salvador Atenco, pero nos perdimos.
Nos salvamos varias veces, asegura Palma Pastrana. No ocurrió lo mismo
el pasado sábado, cuando Kuy , de 67 años de edad y vecino de la
delegación Coyoacán, acudió con su amigo Teodulfo Torres a la
movilización en los alrededores de la Cámara de Diputados.
“Ingresamos por la avenida Eduardo Molina, porque
todo lo demás estaba cercado. Nos encaminábamos para ver qué ocurría,
saqué mi cámara de video y entonces escuché un golpe seco. Volteé a ver
a Kuy , pero ya estaba en el suelo”.
El 18 de enero un grupo de familiares y amigos del profesor Juan Francisco Kuykendall
interpuso una queja ante la Procuraduría General de la República (PGR)
para exigir que se aclare lo ocurrido y se castigue a los responsables
del ataque.
Acompañados por integrantes del movimiento
estudiantil #YoSoy132, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y
otras organizaciones sociales, Rodrigo y Fernanda Kuykendall,
hijos del académico, se presentaron en las instalaciones de la PGR para
presentar la demanda, en la que también solicitaron reparación integral
del daño.
Fuente: La Jornada.
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