Ninguno.
El 33 por ciento de los habitantes del Distrito Federal considera que
ese es el principal logro del jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera.
Esta percepción contrasta con la imagen de casanova que el mandatario ha
querido imponer valiéndose de las revistas del corazón: hombre
intrépido, aguerrido y no sólo un policía, ¡un policía guapo!
Hay una verdad irrefutable: el electorado reprueba Miguel Ángel Mancera. El periódico El Universal publicó
una encuesta el lunes siete de octubre que advierte: el 48 por ciento
de los habitantes de la ciudad de México desaprueba al jefe de
Gobierno. Ese mismo estudio arrojó que la mayoría piensa que no ha
tenido un logro sobresaliente. Apenas en febrero de este año su
aprobación era del 57 por ciento y sus negativos sólo del 23. La
pregunta es: ¿Cómo fue que el exprocurador capitalino en sólo un año,
después de arrasar en el periodo electoral, se convirtió en un personaje
tan rechazado?
Partamos de un hecho: Mancera ganó la jefatura de
Gobierno con el estandarte de los partidos de izquierda y gracias a la
aprobación general de sus dos predecesores inmediatos, Marcelo Ebrard y
Andrés Manuel López Obrador. Los votantes, en consecuencia, esperaban a
un gobernante que continuara con la línea trazada. En contraste, es un
hombre declarado apartidista y quien se define a sí mismo como un
“funcionario técnico-operativo” más que un político. Lejos de asumir un
papel de líder social, Mancera dio sus primeros pasos más cercano a las
revistas del corazón que la actriz Maribel Guardia. El George Clooney
mexicano. El soltero más codiciado. El intrépido policía. Con estos
calificativos la prensa del espectáculo comenzó a vender un producto
meramente estético, muy similar a lo ocurrido en los albores del
gobierno de Enrique Peña Nieto cuando estaba al frente del Estado de
México.
“El jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera,
encabeza la premier ´Nosotros los nobles`”. “Enrique Peña Nieto, Manuel
Velasco y Miguel Mancera, invitados de lujo en aniversario de TV
Azteca”. “Miguel Mancera, ajonjolí de todos los moles”. Con estos
titulares, las revistas Hola y Caras consignan la selecta vida social
del jefe de Gobierno, quien continuamente se retrata al lado de actrices
de Televisa, productores y publicistas. Se le ve como parte de ese
mundo, no sólo adaptado, sino acogido.
Mientras Mancera se escapa a
fiestas para convivir con lo más selecto del mundo de las telenovelas,
la capital del país exhibe una podredumbre tenebrosa: policías
inmiscuidos en grupos criminales, penetración absoluta de los cárteles
de la droga, operativos con policía encubierta, detenciones arbitrarias y
acoso constante contra protestas sociales.
Lejos de desaprobar,
investigar y castigar los operativos con policías encubiertos contra
líderes sociales en las marchas por la toma de protesta de Enrique Peña
Nieto, la conmemoración de “El Halconazo”, del dos de Octubre y el
desalojo de los maestros de la CNTE del zócalo, Mancera parecía ejercer
un rol escrito por los asesores de la presidencia de la República. Pedía
celebrar en familia el Grito y respaldaba la reforma hacendaria del
gobierno federal.
Mancera también ha practicado sistemáticamente
la mentira. Su gobierno negó al infinito que policías encubiertos
participaran en detenciones contra activistas, hasta que finalmente lo
reconoció apenas el martes pasado el titular de la PGJDF, Rodolfo Ríos
Garza. El jefe de Gobierno también niega hasta el cansancio la presencia
de cárteles del narcotráfico y quiere vender la idea de que el Distrito
Federal es algo así como una ciudad impenetrable para el crimen, donde
ningún delincuente se atreve siquiera a robar una cartera.
Mientras
encubre la realidad de la ciudad, Mancera se deleita vendiéndose como
el metrosexual que las mujeres de México esperaban. El cazador, piloto,
niñero, guía, juguetón, noviero, arrojado, deportista… Así lo describe
el texto “Las diez facetas desconocidas de Miguel Ángel Mancera”,
publicado por el portal ADN político.
Este bon vivant de la
clase política, tan cercano al TV Notas, y tan alejado de sus
gobernados, exhibió su desconocimiento de la paupérrima realidad de los
asalariados en sus argumentos para pedir un aumento a las tarifas del
Metro: “No todos los usuarios del Metro necesitan el subsidio”.
Mancera
también ha demostrado que ejerce el poder para favorecer a sus amigos
de fiesta y no a los ciudadanos de a pie. Así lo hizo cuando la actriz
Laura Zapata le avisó por medio de un mensaje público de la cuenta
Twitter que acababan de chocar su camioneta. Mancera, de inmediato,
pidió al procurador atender personalmente la petición. “Sr Jefe de
Gobierno, mil gracias por su apoyo, así me gusta México”, le respondió
Zapata en gratitud.
Esto y más se puede esperar en los próximos
cinco años de la gestión del jefe de gobierno que, como procurador, fue
señalado de recibir más de siete mil quejas ante la Comisión de Derechos
Humanos del Distrito Federal por los delitos de fabricación de
culpables, uso del arraigo para esos fines, manipulación de escenas de
crímenes y cambio de situación jurídica (Proceso, 1838).
Los
grupos del crimen organizado comienzan a depredar al Distrito Federal.
Extorsión a comercios, secuestros, asesinatos y “levantones” son
prácticas comunes operadas por los grupos delictivos asentados en la
ciudad: La Mano con Ojos, Guerreros Unidos, Nueva Generación y La
Familia Michoacana.
Los habitantes de una ciudad que, con sangre y
constante lucha ganaron demandas de avanzada para el país, no merecen a
un jefe de gobierno vestido de frivolidad.
El electorado que votó
por una agenda de izquierda no necesita de un jefe de Gobierno tan
cercano al PRI como Salinas y mucho más allegado a Anahí que a los
usuarios del Metro. Y lo peor: apenas lleva un año como gobernante.
Fuente: Proceso.
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