martes, 10 de enero de 2017

Veracruz: ¿Más de lo mismo?


Hasta el día de hoy, Javier Duarte, ex gobernador de Veracruz, tiene en su haber el premio a la corrupción y al cinismo del México contemporáneo. No hubiera podido llevar a cabo semejante hazaña sin el apoyo del presidente Enrique Peña Nieto. Nadie puede tragarse el cuento de que inteligencia militar, el CISEN y las áreas de inteligencia de la Embajada de Estados Unidos en México no supieron nada. La Embajada de Estados Unidos hizo todo un seguimiento de Duarte que entregó puntualmente al secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Una de las banderas de campaña del hoy gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, fue “meter a la cárcel” a Javier Duarte. Lo dijo, una y otra vez. Era, en ese momento, la respuesta que esperaban escuchar los electores veracruzanos. El escandaloso precedente veracruzano hizo pensar a varios que las cosas con Miguel Ángel Yunes serían distintas a como siempre han sido. De nueva cuenta, Veracruz no es la excepción a la regla. Al contrario, sigue las mismas prácticas de la simulación tan nuestra. Véase si no.

1.- El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares ha anunciado a la opinión pública que ha ido recuperando bienes del Estado. No ha dicho, empero, cómo ha hecho semejante odisea. ¿A cambio de qué? No hay, hasta donde tengo conocimiento, actos de autoridad fundados y motivados que sustenten todos y cada uno de esas “recuperaciones” de bienes, lo que abre la duda de que se hayan generado acciones al margen del Estado de derecho. No se puede combatir la ilegalidad con la ilegalidad. Eso parece estar pasando ahora en el Veracruz con Yunes Linares que parece privilegiar el pragmatismo, aunque sea contrario a la Constitución y las leyes, dejando un presumible espacio para que florezca la impunidad disfrazada de negociación. Es como si se tratara del desencuentro de dos cárteles del crimen organizado y no del Estado que debe jugar como el técnico y Duarte y sus secuaces que han jugado y juegan como los rudos alejados de todo vestigio de legalidad.


2.- La reacción personal del gobernador Yunes a las protestas por el “gasolinazo” representaron una puesta en escena de una obra burda que se le veían las inconsistencias argumentales e histriónicas por todos lados. Me recuerda a Alberto Fujimori, el ex presidente de Perú, cuando salió a “dirigir” la búsqueda de su principal asesor de seguridad, Vladimiro Montesinos. Ambos en medios y con cámaras en tiempo real como protagonistas de una película peor que las del célebre director de humor negro Juan Orol. ¿Casualmente? el escenario donde se desarrolló la escena de Yunes fue una de las tiendas Chedraui, cuyos dueños son sus socios y patrocinadores. ¿Era necesario que el gobernador hiciera el papel de policía en un clima controlado para engañar a la sociedad como si se trata de un héroe de comic?

3.- Mientras a nivel de consumo mediático Miguel Ángel Yunes tiene una incontinencia artística de mala factura, los verdaderos problemas siguen ahí. De entrada, el fervor reiterado de hacer justicia, de aplicar la ley al impresentable Javier Duarte, ha tomado un giro inesperado. Yunes Linares ha tirado la toalla y ha permitido o aceptado una polémica- por lo que se refiere a su constitucionalidad- “atracción” de la Procuraduría General de la República de los presuntos delitos en que habría incurrido Duarte. La medida es una ofensa a la inteligencia de los mexicanos. ¿Cómo se puede, por ejemplo “atraer” las responsabilidades en que habría incurrido Duarte conforme a la ley local de responsabilidades de los servidores públicos? Es estirar demasiado la liga para darle un toque de verosimilitud a tan atrevida medida para dejar a Duarte en una zona de confort, ahora sujeto a la voluntad de sus amigos, el presidente Enrique Peña Nieto y compañía donde fue un fiel seguidor de la conseja del priismo: “En política, el único pecado que no se perdona es la falta de complicidad”.


4.- De igual forma, la Universidad Veracruzana, los pensionados y jubilados del gobierno de Veracruz y los trabajadores en activo más un largo etcétera de agraviados siguen esperando, en muchos casos más de 4 años, que la ley se cumpla. La Universidad Veracruzana está con los recursos mínimos para trabajar. El área de ciencias que requiere del mantenimiento de distintos seres vivos ha visto que la corrupción ha cobrado factura y dejado en estado de inanición proyectos científicos. Los pensionados y jubilados del gobierno de Veracruz han dejado de cobrar sus de por sí exiguas pensiones porque Javier Duarte se llevó los fondos del Fideicomiso que- se supone- no podía ser tocado. Y en la lógica del absurdo, miles de trabajadores en activo del gobierno de Veracruz aparecen como morosos en el Buró de Crédito por préstamos que ya han pagado como sucede con el caso emblemático de Intermercado – la financiera que ofrece préstamos a tasas inferiores a las bancarias sin tomar en cuenta el buró de crédito ni requerir fiador- en donde el gobierno les descontó de su nómina los descuentos de los créditos a los trabajadores, pero no los entregó jamás a la financiera en un claro acto de atraco del gobierno de Duarte a los que menos tienen. Lo grave es que todo sigue igual con Yunes quien da prioridad a sus socios manteniendo sin cambio ese círculo vicioso en donde quienes tienen todo son prioridad y quienes carecen de casi todo están al final de la lista. La coartada de Yunes: ¡llevamos un mes vamos primero resolviendo los “centros de trabajo” (es decir sus amigos) y después veremos qué se puede hacer!!!. Esa película ya la vimos todos con el FOBAPROA: Se salvó a los bancos no a los deudores. Ver para creer.

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