En muchos países con la caída del precio del petróleo bajó el precio de la gasolina: es lo justo. En México no. Aquí simplemente cesaron los aumentos mensuales. El gobierno está haciendo un negocio formidable porque importa gasolina barata y la vende cara. En los primeros cuatro meses del año pasado, cuando todavía no bajaba el precio del petróleo, le costó 11 mil 32 millones de pesos importar gasolina; en cambio, este año está obteniendo una ganancia de 78 mil 680 millones de pesos, según revela un estudio del investigador Fernando Ramones Fernández, del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Ante la caída del precio del crudo internacional y consecuentemente la disminución del precio de las gasolinas de referencia que adquiere Pemex, el impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) federal recaudado por litro de gasolina ha pasado de ser un gasto fiscal a un ingreso del gobierno, dice Ramones.
El precio final de venta al público está integrado por el valor de la gasolina, el IEPS federal, el margen comercial a clientes de Pemex, el IEPS por combustibles fósiles, el impuesto al valor agregado, mermas del precio público y la cuota de IEPS estatal. ¡Ufff!
El investigador plantea que ante la apertura comercial de las gasolinas que se dará en 2018, cabe la interrogante de cómo se recaudará el IEPS de gasolinas y diésel cuando el precio esté determinado por las condiciones del mercado internacional y no por disposiciones oficiales del gobierno federal. Adelanta que el gravamen deberá rediseñarse en función a las fluctuaciones del mercado y considerando los compromisos establecidos en la Estrategia Nacional de Cambio Climático y el Programa Nacional de Infraestructura.
Fuente y nota completa: La Jornada - Enrique Galván Ochoa.
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