lunes, 26 de mayo de 2014

El gobierno se encomienda a San Judas Tadeo...

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No hay templo en México en el que falte una imagen de San Judas Tadeo. Incluso la iglesia de San Hipólito, ubicada en el cruce de Paseo de la Reforma y avenida Hidalgo, es conocida por los fieles como el santuario de San Judas, aunque lleve otro nombre. Es el santo al que recurren muchas personas necesitadas de un milagro que las ayude a conseguir empleo y a salir a flote de sus apuros económicos. ‘‘Hasta el momento –dice con ironía la revista británica The Economist–, el gobierno de México pareciera ser un devoto más de los miles que tiene San Judas Tadeo, patrón de las causas perdidas’’. Añade: ‘‘Se obstinó en mantener su pronóstico de crecimiento para 2014 en 3.9% aun cuando su principal mercado de exportaciones, Estados Unidos, ha ido lento, y a los dos pilares de la economía doméstica –el consumo y la construcción– les ha ido mucho peor’’. En el primer año de Peña Nieto en el gobierno la economía creció un raquítico 1.1% y el primer trimestre del actual resultó fatal’’. O sea que Peña Nieto trae al santo de espaldas.
Una vía posible para brincar la crisis
En años recientes México llegó a ocupar el número 9 entre las principales economías del mundo medidas por el PIB. En el desastre de ‘‘Vicente Calderón’’ perdió 5 lugares y ahora se ubica en el sitio 14, según datos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. ¿Qué puede hacerse desde esa posición? Mucho, muchísimo. No es necesario esperar a que se cumplan los nuevos y dudosos pronósticos de crecimiento económico. Tal como está, si el gobierno se lo propusiera podría implementar políticas para que el pastel se reparta mejor. La vía es el empleo: más y mejor pagados. La pregunta es si sería capaz de ir más allá de la ecuación que se encuentra en la base del sistema: un pobre = un voto.
Téllez y las ‘‘caídas’’ del sistema

El presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Jaime González Aguadé, tomó su tiempo antes de actuar en el caso de las ‘‘caídas’’ del sistema de la Bolsa Mexicana de Valores, y cuando finalmente se decidió a hacerlo fue para aplicarle una multa ridícula: 2 millones y pico de pesos. Fueron 20 ‘‘caídas’’ entre 2012 y 2013. Incluso, no hay la certeza de que la bolsa pague la multa. No ha hecho público si interpondrá algún recurso para evadirla. La bolsa opera como un monopolio privado; en otros países hay varias, aquí sólo una. Muchas personas suponen que es una dependencia de la Secretaría de Hacienda, pero no es así. Es una empresa privada; originalmente sus socios fueron las casas de bolsa y en ellas hay intereses de la banca extranjera (¿cuál otra banca, exceptuando Banorte e Inbursa, entre los grandes?) En los días cercanos a Semana Santa, con cierto sigilo hubo asamblea de accionistas y Luis Téllez conservará la chamba de presidente de la bolsa. Pero hay crecientes dudas sobre su desempeño, entre otros aspectos por las numerosas demandas de diverso tipo que enfrenta en tribunales. De los litigios y sus resultados no podrá salvarlo la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.


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