Hoy, revisando la prensa internacional me encontré con sus desafortunadas declaraciones, pidiendo al pueblo Mexicano superar el dolor en Ayotzinapa. ¿Qué significa eso señor presidente?, ¿Acaso usted está diciendo que se les eche al olvido a los 43 estudiantes desaparecidos en su régimen de Terrorismo de Estado?
Me dirijo desde Chile, para repudiar sus palabras. ¿Se puede tener el coraje para decirle a esa madre, a ese padre, a ese familiar, a ese amigo, y a todo un pueblo que exige justicia que superen el dolor?
En Latinoamérica, países como Uruguay, Argentina, o Chile, si sabemos de dolores. Por ejemplo, en mi país Chile, han transcurrido 41 años desde que se instaló a golpe de metralla una dictadura sangrienta que acabó con la vida de más de 3.500 personas, entre ellos mujeres, ancianos y niños. Han transcurrido 41 años y sin embargo, en términos de justicia se ha avanzado poco y nada.
Señor presidente Peña Nieto, en Chile, los ejemplos de lucha en la búsqueda de sus seres queridos son miles. Le voy a presentar a Victoria Saavedra, en esta foto, ella busca en el desierto de Atacama los restos de su hermano José, ejecutado en la Caravana de la Muerte en 1973, en la ciudad de Antofagasta.
Por favor, señor presidente. Mire bien ésta imagen y hágase la siguiente pregunta: ¿Sería capaz de decirle a Victoria, mirándola a los ojos que “eche al olvido” a su hermano José?.
Para marcar el terreno donde ya estuvo, Victoria debe enterrar en el desierto una bandera chilena junto con el rostro de su hermano el lugar que ya recorrió, para seguir buscando y así, no volver a explorar en el mismo lugar. Lo que ha vivido Victoria es horrible, porque además de tener que soportar la indiferencia de una justicia chilena que protege a los ejecutores del asesinato de su hermano, también debe cargar con el dolor y la pena que arrastra todo un pueblo. Las heridas no cicatrizan, están abiertas y sangrantes.
La historia de Victoria, lamentablemente no es tan distinta a la de miles de mujeres y hombres que hasta el día de hoy buscan a sus seres queridos. Su lucha junto a la de miles de personas que aún buscan pistas para dar con el paradero de sus familiares nos inspiran a todo un pueblo. Todos debemos hacernos cargo de estos dolores, todos como sociedad, porque no es posible que tanto dolor lo carguen sólo los familiares de las víctimas.
¿Será capaz usted de mirar a los ojos a esa madre, o a ese padre que sufre hoy, por la desaparición forzada de aquel hijo cuya vida aún florecía? Ellos, los 43 estudiantes normalistas tenían toda una vida por delante.
Yo, desde Chile, soy un ciudadano más, y también soy familiar de aquellas víctimas de la dictadura chilena. Puedo sentir el dolor de los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos en su país, que por si no lo sabía, la masacre de aquellas 43 almas tienen el carácter de crímenes de lesa humanidad, lo que convierte al Estado de México, en un régimen de Terrorismo de Estado.
Yo desde Chile, quisiera verlo decir nuevamente: “Ya supérenlo”, pero mirando a cada una de esas madres y a cada uno de esos padres. Quiero ver si tiene la hombría para decirles a los familiares frente a frente que olviden a sus hijos. Quiero ver si usted tiene el coraje y la valentía de asumir la vergüenza internacional que provoca su actitud displicente a todo un país que hoy carga tanto dolor.
A todo el pueblo mexicano les envió este mensaje; sus dolores también son nuestros, ustedes no están solos. Por favor, nunca dejen de buscarlos, hasta encontrarlos a todos. No aflojen ante la ignominia y miseria humana de su gobernante y, por favor: No se rindan. La justicia no se tranza ni se negocia con los gobernantes de turnos.
Señor Presidente, Enrique Peña Nieto, ¿qué hará usted por la justicia? ¿Esperará 41 años como se ha esperado en Chile?: Solo los cobardes soldaditos de Pinochet, los verdugos del pueblo chileno, le han dicho a los familiares de las víctimas: Olvídenlos.
Le escribo desde el sur del mundo, solo para repudiar sus palabras y su vergonzosa actitud.
Prohibido olvidar, para que nunca más en ninguna parte de este mundo, éstos horrores se vuelvan a repetir.
¡Nada ni nadie está olvidado!
Felipe Henriquéz Órdenes/VozCiudadanadeChile
Felipe Henriquéz Órdenes/VozCiudadanadeChile
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