miércoles, 4 de junio de 2014

Las contradicciones de EPN

El resto del año


El problema no es si continuará la desaceleración económica, sino cómo sobrevivirla. En su primer día de campaña, en un encuentro con sectores productivos de Jalisco, en la empresa Minsa, el entonces candidato Peña Nieto ofreció que la economía crecería entre 5 y 6 por ciento anual. El primer año de gobierno sólo se expandió 1.1%, y ayer el Banco de México dio a conocer el resultado de su encuesta entre analistas del sector privado: en este segundo año sólo crecerá 2.7%. En cambio, Peña Nieto está haciendo lo que no mencionó en campaña: privatizar el petróleo, la electricidad y el gas.


La libra el negocio del secuestro


Algunos casos de secuestro están ligados a nombres conocidos: Alfredo Harp Helú, Nelson Vargas, Alejandro Martí, Isabel Miranda de Wallace, Diego Fernández de Cevallos. También están vinculados a secuestradores siniestros como El Mochaorejas y la banda de Los Zodiaco, a la que estaba ligada Florence Cassez. Son casos célebres, pero todos los días los plagios ensombrecen la vida de millares de familias mexicanas –la mayoría no se denuncian, por la sospecha de que los plagiarios y la policía son cómplices. Se han realizado varias encuestas, y la opinión pública favorece la idea de la pena de muerte. La legislación mexicana se quedó corta. Ayer se publicaron las reformas a la Ley General para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de Secuestro. Impone una pena máxima que va de 40 a 80 años de cárcel. Era de 20 a 40 años en la ley anterior. Marca penas mayores a circunstancias agravantes. De 50 a 90 años si la víctima es un menor de edad o un anciano. De 50 a 100 años si los plagiarios pertenecen o pertenecieron a alguna corporación policiaca o a las fuerzas armadas. Y de 80 a 150 años si la víctima es asesinada. En otro país parecerían atemorizantes estos castigos. En México no tanto. Se ha visto que los secuestradores siguen operando desde la cárcel, por la corrupción que carcome al país.

Fuente y nota completa: La Jornada - Enrique Galván Ochoa.

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