lunes, 16 de junio de 2014

Atracos en el Congreso y la cancha.


Ahora se ve con claridad que desde antes de que tomara posesión, Enrique Peña Nieto y su equipo ya tenían en mente privatizar el sector energético, comenzando por el petróleo. De Salinas de Gortari a Felipe Calderón las empresas estatales han venido siendo vendidas o desmanteladas. La justificación es que el Estado es mal administrador. Es cierto, pero en México el sector privado tampoco es eficiente. ¿O qué fue la quiebra de los bancos en manos de particulares, cuando el Fobaproa tuvo que entrar al quite? Son un éxito, como Telmex-Telcel, cuando reciben protección gubernamental de diversas maneras, una de ellas permitiéndoles organizarse como monopolios y cobrar sus servicios en forma desorbitada. Sólo que al llegar Peña Nieto y su equipo ya no había mucho que vender, excepto la joya de la corona, es decir, el petróleo. Alimenta la codicia el hecho de que esté en su momento más brillante de la historia –aún descontada la inflación. Compraron el apoyo de Gustavo Madero y sus aliados en el PAN, e, increíblemente, el del PRD de la chuchada, a través de esa máquina inescrupulosa que fue el Pacto por México. Lo peor de la clase política se juntó para atracar a la nación. Lo que vimos este fin de semana –aunque, hay que reconocerlo, la mayoría de la gente estaba hipnotizada por el Mundial– fue el segundo tiempo del atraco. El primer tiempo había terminado en goliza contra el pueblo mexicano, cuando el Congreso aprobó los cambios a la Constitución; el segundo tiempo se juega en estos días. Y pinta como una segunda goliza. Nos robaron en el primer partido de la Copa –frente a Camerún– y nos robaron en la cancha del Congreso. La propuesta de leyes secundarias consta de nueve leyes nuevas y 12 que van a sufrir modificaciones. ¿Ustedes creen que las leerán y analizarán detenidamente los senadores y diputados antes de aprobarlas? Yo tampoco.


Cómo afecta tu economía el balompié

Las empresas mexicanas dejarán de vender en promedio 155 pesos por trabajador durante las seis o siete horas que, como mínimo, durará la participación de México en el torneo. Considerando que la población económicamente activa ocupada asciende a 49 millones de trabajadores, el impacto aproximado llegaría a 7 mil 655 millones de pesos, informa la compañía aseguradora Zurich, que identificó las áreas de la economía nacional que sentirán el efecto del Mundial de Brasil. La caída en la productividad es aún más notoria en el caso de las bolsas. Según un estudio del Banco Central Europeo, el volumen de valores negociado en las principales bolsas del mundo cayó 55 por ciento durante el Mundial de Sudáfrica en 2010. El ahorro de los mexicanos futboleros es el tercer factor que la aseguradora identifica como el más afectado por la Copa. El costo de ir a Rusia en 2018 será mayor que el de este año, debido al incremento del transporte aéreo. Costará ir a la siguiente Copa 134 mil pesos, lo que implicaría ahorrar 2 mil 477 pesos cada mes, una cifra alcanzable para muchos mexicanos.


Fuente y nota completa: La Jornada - Enrique Galván Ochoa.

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