lunes, 31 de marzo de 2014

Los nuevos virreyes de Viaducto Tlalpan

El nuevo Instituto Nacional Electoral (INE) será un monstruo burocrático que determinará quién ocupa cada cargo de elección popular del país, desde la presidencia del municipio más pequeño hasta la Presidencia de la República, incluyendo el jefe de Gobierno del Distrito Federal y todos los gobernadores, legisladores locales, diputados federales y senadores. Es entonces de la mayor importancia cuidar con lujo de detalle el proceso de selección de las 11 personas que fungirán como consejeros del INE, ya que pronto serán los nuevos virreyes de la simulación electoral mexicana.

El procedimiento se ha iniciado terriblemente mal. El comité técnico de evaluación que fue creado para supuestamente dar credibilidad al proceso de auscultación de los candidatos ha fracasado olímpicamente en cumplir con su mandato. Las listas de finalistas entregadas por este comité a la Cámara de Diputados la semana pasada fueron elaboradas de manera totalmente discrecional y en la más absoluta opacidad. No se han dado a conocer las calificaciones obtenidas por los candidatos, ni los criterios para la confección de las quintetas (grupos de cinco candidatos por puesto vacante) ni las versiones estenográficas de las sesiones del comité o siquiera información mínima sobre las votaciones realizadas por sus miembros.

Las 50 personas seleccionadas de ninguna manera serían entonces las mejores de entre los 307 individuos que se postularon para el puesto. Son simplemente los 50 ciudadanos que les hayan caído mejor personal o políticamente a los siete integrantes del comité. Y lamentablemente la mayoría de los integrantes del comité cuentan con poco conocimiento sobre los entretelones del derecho y las instituciones electorales. Asimismo, por lo menos uno de los integrantes, Ricardo Becerra Laguna, mantiene estrechos lazos personales, políticos y profesionales con gran número de los candidatos seleccionados. Las cuotas partidistas del pasado han sido hoy remplazadas por compadrazgos, prejuicios personales y conflictos de interés inaceptables.

El Partido Acción Nacional (PAN) tiene entonces toda la razón en insistir en incluir al ex consejero electoral Arturo Sánchez Gutiérrez en la lista de candidatos para ocupar el cargo de consejero presidente del nuevo instituto electoral. Extrañamente, mientras el gallo de los priístas, Marco Antonio Baños, y el de los chucho-pactistas, Lorenzo Córdova, fueron incluidos en el listado de presidenciables, Sánchez fue colocado hasta abajo en la lista general como candidato únicamente al puesto de consejero electoral por un periodo de tres años.